Es “una colección de
collages que hablan de un presente turbio que anuncia un futuro oscuro”.
Son las propias palabras del autor para resumir la exposición que presentaba en
la Biblioteca de Andalucía.
La mayoría de los collages parecen estar hechos con imágenes
recortadas en papel y compuestas sobre un fondo que luego es cubierto con un
cristal al modo tradicional de cualquier cuadro. Sin embargo un examen más
detallado nos hace descubrir que se trata de imágenes digitales que se han
grabado directamente sobre el cristal.
Esta forma de presentar los trabajos permite darles un
aspecto de collage tradicional pero con una transparencia mejorada que llama la
atención y te incita a observar la siguiente obra colgada de la pared.
La impresión en cristal no ha sido sólo una forma nueva de
presentar los trabajos, por el contrario es lo que ha dado todo el significado
a la exposición: “Para que las imágenes
saltaran de lo virtual a lo material, del ordenador a la mesa, recurrí a la
impresión sobre cristal, tan limpia y profunda como la de la imagen en la
pantalla. El descubrimiento de este soporte me permitió contar, de nuevo
ilusionado, que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira.”
Nos cuenta Juan Vida sobre la exposición que la primera idea
surgió mirando la pantalla de un ordenador, y de ahí pasó a componer imágenes
que le permitieran hablar de la angustia del hombre hoy, en el mundo actual que
vivimos y que a veces se desmorona bajo nuestros pies.
Casi todas las obras utilizan un lenguaje visual descarnado
y muy agresivo, para provocar la reacción del público.
Lo primero que uno experimenta mirando cada obra es una
especie de repulsa, a veces de angustia, también de rechazo. Pero pasada esta primera
fase que alerta nuestros sentidos, nos hace preguntarnos por el porqué. Algunas
veces descubrimos rápido lo que el autor quiere expresar y otras el mensaje se
nos muestra ambiguo. Hay que mirar el conjunto para comprender.
Las obras están expuestas agrupadas en pequeños conjuntos,
que sirven para darle una armonía a la exposición, y para entender a veces el
significado de cada una individualmente.
Puede que el lenguaje utilizado no sea del gusto de todo el
público, por su agresividad, pero es indudable que el autor consigue remover
las conciencias de todo el que visita la exposición.
Por esta razón me parece envidiable la capacidad que nos
muestra Juan Vida para llamar nuestra atención, para hacer que nos detengamos y
pensemos qué está pasando.
A continuación muestro una selección de las obras que me han
parecido más interesantes, aunque en verdad, todas lo son. Recomiendo a todo el
que pueda que vaya a verlas en directo, pues merece mucho la pena.
Aunque el lugar donde se ha expuesto la obra puede chocar
al principio un poco y confundirte al entrar (hay que atravesar toda la
biblioteca, casi sorteando las mesas donde el público disfruta leyendo los
libros elegidos), pienso que después de un rato observando las obras, aceptas
el lugar, incluso lo valoras como positivo. El silencio reinante en la biblioteca, que el público
que visita la exposición intenta también mantener, hace que la reflexión de las
obras sea más profunda y meditada, como si se tomara más en serio.
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