martes, 10 de diciembre de 2013

Degradados de los colores tierra

   Tenemos que hacer degradados de los tres colores tierra fundamentales, añadiéndoles blanco hasta llegar al color casi blanco. Luego podemos utilizar esta tabla de degradados cuando pintemos, para identificar mejor los grises.


   Mi degradado tiene once grados distintos de gris. El orden de las tierras de izquierda  a derecha es: tierra verdosa, tierra amarillenta y tierra rojiza.

  En el anterior trabajo no llegué al blanco en la escala. Por eso vuelvo a repetirlo, teniendo ahora cuidado de mostrar la gama completa de degradados.



Las tierras

   En este nuevo ejercicio se trata de experimentar con las tierras. Las tres tierras fundamentales (a veces llamados primarios terrosos) son tierra rojiza (o rojo oscuro), tierra amarillenta (o amarillo ocre) y tierra verdosa (o verde oliva). Se obtienen al mezclar dos colores secundarios respectivamente (violeta y naranja para la tierra rojiza, naranja y verde para la tierra amarillenta y verde y violeta para la tierra verdosa). Cada una de estas tierras primarias tienen como complementario el color secundario que no ha participado en su formación. Por eso si se lo vamos añadiendo, obtendremos poco a poco un gris neutro oscuro.
   El ejercicio consistía en hacer un trabajo libre conjugando toda esta información, para experimentar con los colores tierra, pues tienen un papel muy importante en la pintura.
   Mi trabajo consiste en una especie de prado de hierba, donde se mezclan los tres colores tierra. En la parte inferior la tierra rojiza, en la del medio la tierra verdosa y amarillenta. En la parte superior he utilizado tierras tirando al azul.
   La idea era intentar crear la sensación de profundidad en el lienzo jugando con la temperatura de los tierras (los más cálidos en la parte inferior y los más fríos en la superior) y con el tamaño de la hierba (conforme subimos en el lienzo el tamaño se hace más pequeño.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Mezcla de un color primario con su complementario

   En cada una de las bandas de este círculo cromático aparece representado un color primario y su complementario. En el extremo de la banda aparece el color puro, al que se le va añadiendo poco a poco una cantidad de su complementario, de forma que va perdiendo cada vez más saturación hasta convertirse, en el centro, en un color casi negro.

   Este ejercicio sirve para entender como se forman los colores. A partir de cada color, añadiendo su complementario, lo vamos desaturando poco a poco hasta hacerlo negro. 

   La explicación reside en que el complementario de un color primario puro contiene una mezcla de los otros dos colores primarios en partes iguales, de forma que al ir añadiéndolos conseguiremos en algún momento que cian, magenta y amarillo estén en la misma proporción, produciendo el negro.


   Después de hacer este círculo cromático de colores complementarios, tenemos que hacer otro igual pero añadiendo a los colores iniciales un poco de color blanco. El ejercicio consiste en comprobar que al final del recorrido, en el centro del círculo cromático, obtendremos un color gris en lugar del negro del ejercicio anterior. 
   Se trata de estudiar las distintas tonalidades de gris que vamos obteniendo, que pueden servirnos de guía para trabajos futuros.



Recursos procedimentales con técnicas al agua

   Tenemos que utilizar al menos dos de las técnicas que se propusieron en clase para realizar dos trabajos libres con témpera.
   
   Tinta plana a pincel, gradaciones con diferentes saturaciones de agua, aplicación a espátula, punteado, salpicado, chorreado, raspado, reservas, frotage a pincel semiseco, lavado con esponja, recursos de dibujo (plumilla, trazos, tramas...), plantilla y estampado con materiales eran los recursos propuestos.

   Yo he decidido utilizar en mi primer trabajo el salpicado y en el segundo la aplicación con espátula.

   Para realizar el salpicado utilicé una jeringuilla que iba rellenando con la témpera. Dependiendo de la posición en que ponía la jeringuilla, la fuerza con que expulsaba el material y su grado de fluidez, el resultado que obtenía variaba.

   Utilizando distintos colores que intentaba colocar de forma que armonizaran, el resultado fue este:


   Me gusta como interviene el azar en la obra, pues nunca podemos controlar totalmente cómo serán las salpicaduras. A veces se obtienen manchas de formas muy bonitas. Sin embargo es un trabajo que necesariamente tiene uno que repetir hasta que quede más o menos como deseamos. Hay que probar.

  Para el trabajo con espátula utilicé la témpera directamente de los botes, sin añadir agua. 
  He intentado reproducir un paisaje astronómico, jugando con pocos colores que combinaran bien:


   Los colores los he mezclado en el lienzo, que esta vez, igual que en el trabajo anterior, era un tablero de DM tratado con gesso. Este soporte, más duro que el papel utilizado en otros trabajos de clase, me ha permitido utilizar estas técnicas que requieren aplicar mucha más cantidad de pintura.

   Para el último trabajo doblé el lienzo por la mitad, y en una de las partes dispuse varias manchas de pintura de diferentes colores. La disposición de los colores y la cantidad de cada color, intenté que fuera proporcionada para que el resultado fuera equilibrado. Según hemos visto en clase las proporciones aproximadas de los colores primarios y secundarios, para que la pintura esté equilibrada (la razón es la diferente luminosidad que tiene cada color) debería ser: amarillo: 3, naranja: 4, verde y magenta: 6  , azul: 8, violeta: 9.
   Tras poner el color en el papel, presioné ambas partes para que la pintura se expandiera y mezclara. Las proporciones cambiaron pues el azar siempre juega su papel. Giré una de las partes para que el resultado fuera menos simétrico.


  





Trabajando con el color: uso de cuatro colores adyacentes del círculo cromático

   El siguiente trabajo de clase consiste en utilizar cuatro colores que sean adyacentes en el círculo cromático (los que queramos), para realizar varias pinturas con formato más o menos libre. 

   El profesor nos propone que utlicemos rectángulos con una proporción entre sus lados similares a las del lienzo. De esta forma, se conseguirá una armonía entre los distintos elementos que conforman la pintura, que favorecerá el resultado final.

   Utilizar colores adyacentes del círculo cromático va a redundar también en una armonía de los elementos (pues los colores adyacentes son colores que conjuntan bien, que se relacionan armoniosamente cuando los ponemos juntos).

  El profesor nos anima a que no nos conformemos con el primer trabajo que realicemos, sino que experimentemos con diversas formas y colores. 

   Estos son mis trabajos.

   En el primero que realicé mantuve las proporciones de todos los rectángulos con respecto al lienzo:





  
 El rectángulo alargado de la izquierda  es el único que no mantiene las proporciones, en un intento de equilibrar el peso de los otros rectángulos.

  En el siguiente probé a cambiar las proporciones, guiándome por la intuición:




  En este otro orienté los rectángulos en diagonal:


  Los siguientes dos trabajos los hice dividiendo todo el espacio en rectángulos del mismo tamaño, manteniendo las proporciones del lienzo, y colocándolos regularmente como una cuadrícula.
   Después de pintar los rectángulos con cuatro de los colores adyacentes del círculo cromático, les hice una veladura con témpera negra.
   En el primero hice más oscuros los cuadros del borde exterior, y en el segundo al revés. Intentaba conseguir que el centro de la pintura se hundiera hacia dentro o sobresaliera. 






martes, 19 de noviembre de 2013

Juan Vida. El cristal con que se mira



   Es “una colección de collages que hablan de un presente turbio que anuncia un futuro oscuro”. Son las propias palabras del autor para resumir la exposición que presentaba en la Biblioteca de Andalucía.




   La mayoría de los collages parecen estar hechos con imágenes recortadas en papel y compuestas sobre un fondo que luego es cubierto con un cristal al modo tradicional de cualquier cuadro. Sin embargo un examen más detallado nos hace descubrir que se trata de imágenes digitales que se han grabado directamente sobre el cristal. 

   Esta forma de presentar los trabajos permite darles un aspecto de collage tradicional pero con una transparencia mejorada que llama la atención y te incita a observar la siguiente obra colgada de la pared.

   La impresión en cristal no ha sido sólo una forma nueva de presentar los trabajos, por el contrario es lo que ha dado todo el significado a la exposición: “Para que las imágenes saltaran de lo virtual a lo material, del ordenador a la mesa, recurrí a la impresión sobre cristal, tan limpia y profunda como la de la imagen en la pantalla. El descubrimiento de este soporte me permitió contar, de nuevo ilusionado, que en este mundo traidor nada es verdad ni es mentira.” 


 

   Nos cuenta Juan Vida sobre la exposición que la primera idea surgió mirando la pantalla de un ordenador, y de ahí pasó a componer imágenes que le permitieran hablar de la angustia del hombre hoy, en el mundo actual que vivimos y que a veces se desmorona bajo nuestros pies.

   Casi todas las obras utilizan un lenguaje visual descarnado y muy agresivo, para provocar la reacción del público. 

   Lo primero que uno experimenta mirando cada obra es una especie de repulsa, a veces de angustia, también de rechazo. Pero pasada esta primera fase que alerta nuestros sentidos, nos hace preguntarnos por el porqué. Algunas veces descubrimos rápido lo que el autor quiere expresar y otras el mensaje se nos muestra ambiguo. Hay que mirar el conjunto para comprender.

   Las obras están expuestas agrupadas en pequeños conjuntos, que sirven para darle una armonía a la exposición, y para entender a veces el significado de cada una individualmente.

   Puede que el lenguaje utilizado no sea del gusto de todo el público, por su agresividad, pero es indudable que el autor consigue remover las conciencias de todo el que visita la exposición.

   Por esta razón me parece envidiable la capacidad que nos muestra Juan Vida para llamar nuestra atención, para hacer que nos detengamos y pensemos qué está pasando.

   A continuación muestro una selección de las obras que me han parecido más interesantes, aunque en verdad, todas lo son. Recomiendo a todo el que pueda que vaya a verlas en directo, pues merece mucho la pena. 
















   Aunque el lugar donde se ha expuesto la obra puede chocar al principio un poco y confundirte al entrar (hay que atravesar toda la biblioteca, casi sorteando las mesas donde el público disfruta leyendo los libros elegidos), pienso que después de un rato observando las obras, aceptas el lugar, incluso lo valoras como positivo. El silencio reinante en la biblioteca, que el público que visita la exposición intenta también mantener, hace que la reflexión de las obras sea más profunda y meditada, como si se tomara más en serio.


 

lunes, 4 de noviembre de 2013

Visita al Centro José Guerrero. Exposición:"José Guerrero. Sus años de madurez"




   Hoy por fin he podido ver la exposición de José Guerrero. Se trata de una exposición temporal instalada en el centro que lleva su nombre y titulada “José Guerrero. Sus años de madurez”.

   El centro José Guerrero está situado en un lugar privilegiado de Granada, justo detrás de la Catedral, de forma que desde sus ventanales puede observarse una de las fachadas.

   Después de dedicar un poco de tiempo a contemplar el entorno y otro poco a observar la exposición audiovisual que hay instalada en las plantas inferiores (de Dora García), llego a la planta superior donde se encuentra el objeto de mi visita: cinco pinturas de José Guerrero, realizadas entre 1979 y 1990, coincidiendo con la etapa de madurez del pintor.

   La sala tiene forma rectangular y el tamaño justo para albergar las cinco pinturas que son de tamaño considerable (entre 1,5 y 2 m. de largo). El tamaño recogido de la sala permite observar todas las pinturas como un conjunto. Pienso que esto ha sido tenido en cuenta a la hora de elegir las cinco pinturas de entre las numerosas con las que cuenta el centro.

   Lo primero que observo al entrar es que en este conjunto se muestran los tres colores primarios en tres de los cuadros: el azul en la obra “Azul añil” de 1989, el rojo en “Oferta con rojo” de 1988 y el amarillo en “La brecha III” de 1989. En las otras dos obras predomina el color blanco “Litoral”, 1979 y el verde “Verde de sapén”, 1990.
   Pienso que la exposición nos hace una proclama del color como elemento fundamental de la pintura, como herramienta necesaria y suficiente para expresar lo que uno quiere.
   No es necesario pintar formas reconocibles ni contornos definidos, podemos jugar con los colores y sus combinaciones, y unos pocos elementos más o menos abstractos para expresar ideas y sentimientos. Esta es la grandeza de la pintura abstracta (expresar más con menos), pero también lo que la hace a veces difícil de entender y de querer.

   Después de intentar comprender la exposición en su conjunto, ahora me detengo en cada obra intentando analizarla para aplicar los conocimientos aprendidos en la asignatura.
   En cada pintura aparece un color predominante que ocupa casi todo el lienzo, y otro color que ocupa mucho menos espacio, pero que casi siempre equilibra al color principal. Por último el negro es el que termina de dar significado a cada pintura, dirigiéndonos la mirada por donde el pintor ha planeado.
   Las pinceladas son irregulares y desenfadadas, como queriéndose mostrar. La pintura diluida contribuye también a esto. Esta forma de pintar parece indicarnos que no nos fijemos en el detalle sino en el conjunto. El tamaño considerable de los cuadros reafirma esto.

   En “Azul añil” encontramos un gran rectángulo azul enmarcado en blanco. Una franja violeta a la derecha deja como un camino de color blanco hasta la zona azul. Unas flechas dibujadas en negro nos hacen seguir con la mirada este camino blanco desde arriba hasta abajo. Por último una línea fina de color rojo a la derecha equilibra la gran franja violeta.



   En “La brecha III” la mirada vuelve a ser conducida por una gran línea negra entre dos rojas. Una mancha negra en la esquina inferior derecha vuelve a hacer que la pintura quede equilibrada. El color amarillo aunque ocupa casi todo el lienzo, no llega hasta los límites del cuadro sino que deja un marco blanco irregular, convirtiéndose así en una gran mancha.




   “Oferta con rojo” es la obra más impresionante. El negro de algunos elementos que son los más figurativos de toda la exposición, sobre el rojo saturado, produce una fuerte tensión. Parecen caer desde arriba como unas gotitas negras que son recogidas abajo en una especie de recipiente. Aunque las gotas son negras, el contraste con el rojo que ocupa casi toda la pintura dan la sensación de gotas de sangre. El cuadro parece contar algún derramamiento de sangre. Ésta es mi impresión, claro. Seguro que a otras personas les habrá parecido otra cosa, pero dudo que se hayan quedado indiferentes. Ésta es la grandeza de la pintura abstracta a que antes me refería.
   De nuevo la mirada es conducida hábilmente por el autor desde arriba hasta abajo siguiendo la gotitas negras hasta caer.





     En “Litoral” aparece un gran rectángulo blanco partido por la mitad por una franja roja. El fondo es verde, aunque tiene menos importancia. Debajo aparecen unas líneas negras insinuando algo. La mirada se nos va precisamente aquí, a la zona inferior derecha, intentando entender qué son esas líneas.

   Para mí es un imperdible que sujeta esa hoja de papel a algún sitio, para que no se pierda ni se olvide. En la hoja hay escrito algo desgarrador. De nuevo mi imaginación se ha puesto en marcha.






   La última obra “Verde de sapén” me produce sensaciones más serenas. Un gran rectángulo verde enmarcado por una pequeña franja roja, y una línea negra que nos dirige la mirada desde arriba hasta abajo, a otro símbolo de color negro que no me resulta fácil identificar.
   La pintura aparece equilibrada aunque me resulta menos llamativa que las demás. Parece puesta ahí adrede, al final del recorrido de la exposición para  relajar un poco los sentidos.



lunes, 21 de octubre de 2013

Collage autorretrato


 
   Se trataba de estudiar las distintas tonalidades de luces y sombras que percibimos en cualquier objeto. Interpretándolas como manchas de distintos tonos de gris, conseguimos representar el volumen del objeto. 

   Estas manchas, podríamos decir que son la base del dibujo y de la pintura, por lo que es muy importante saber identificarlas.

   Si dejamos los ojos entreabiertos o miramos el collage a cierta distancia, las manchas se funden formando la figura.
 


Trabajo cero




   Puesto que estamos estudiando los colores y se trata del primer trabajo libre de la asignatura,  se me ha ocurrido hacer algo muy sencillo que hable de colores, pero también de mí.

   Un muro blanco y negro, en el que destacan algunos ladrillos de colores primarios y secundarios.

   La pintura se me presenta ahora como un muro difícil de franquear, pero que deja entrever un mundo de colores que me atrae. Mi empeño es escalar ese muro y quedar del otro lado.

Círculo cromático




 
   Mi primer contacto con las témperas. 

   Al principio me costó un poco dar la densidad correcta a los colores antes de aplicarlos. 

   De hecho se puede observar la pintura demasiado pastosa en los primeros colores que hice. 

   Me ha servido para empezar a entender las mezclas de color, pero sé que llegar a dominar la técnica será una labor de mucho tiempo.

miércoles, 16 de octubre de 2013

Bienvenidos

   Empiezo este blog con ilusión, convencido de que me ayudará en la tarea de aprendizaje de esta anhelada asignatura, que por motivos laborales no pude cursar el pasado año.

   Con ganas de mostrar al profesor y al resto de compañeros  de clase los humildes trabajos que a lo largo del curso iré realizando.

   Esperando muchos comentarios y críticas (positivas y negativas, sobre todo de las negativas creo que aprenderé), os invito a que dediquéis un poco de vuestro tiempo a mirar el blog.

   Os agradezco infinitamente todas vuestras aportaciones, pues me hacen ver desde otro punto de vista más objetivo mi trabajo.

    Por mi parte me comprometo a observar y comentar, cuando crea que puedo aportar algo, el trabajo de los demás compañeros.

    Porque creo que la pintura también es aprender de los demás y crecer juntos, avanzando en un camino único para cada persona, pero siempre en compañía.